Versos apóstatas

Oh.
Son los brazos y manos y todas las carencias
de cuerpos y todas las muchedumbres
las que me señalan.

En el museo de mansedumbres paseo.
A veces miro detrás mío y solo escucho silencios por respuesta.
Cambio el amor que no me diste
un amor que supo a mar
un amor atragantado,
expirado.

Del tiempo que mira soy testigo.

Por eso te escribo versos apóstatas:
Que nadie lee
Que nadie recita
Que nadie reconoce.

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