¿Cómo decirlo? La vida es breve:
breve-como-son-las-lunas-rojas-o-los-soles-despuntados-o-las-tinieblas-donde-entramos-y-de-donde-nunca-saldremos-enteros.
Juro por Dios que daría la vuelta al marcador
y retorcería mi tiempo
pero nunca lo achicaría,
tampoco lo desestructuraría para hacer uno de esos montados de tortilla
donde los huevos y las patatas fueron olvidados
y nos entregan a cambio el pan vacío:
vacío como la vida sin-sexo-ni-amor-ni-esperanza
desnudo de pasión o empanturrada de mansedumbre
porque la vida breve por breve sería
un-agotarse-un-apurar-el-vaso-un-terminar-el-elixir-de-madrugada
para amar,
y ver crecer a los hijos
abrazar a los amigos
en fin,
vivir-desgarrarse
y escribir.
Por ese orden.
¡Pues no te digo “ná” a los 65!
Un afectuoso abrazo