Somos viento

Somos viento y luego accidente.

 

Retengo la primera imagen de mí siendo niño:

Mis padres se acercan a la cama y me cobijan.

Antes fui lo negro

fui silencio y después sé que llega la noche:

quiera Dios que vengan ellos con fuerzas

para socorrerme.

 

Sabemos a tiempo

-su contagio es perenne-

y la muerte

primero es arrullo

pero termina siendo siempre el final grito.

 

Busco: a veces llaman

y miro por la ventana asustado.

Me previene del dolor que palpita

pues no me conviene volverme.

 

Somos viento.

Que sea por no hallar la razón que resuelva el acertijo.

Que sea por atravesar franco la encrucijada.

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