Diario de poeta #reencuentro


Con mis versos no busco más que reencontrarme a mí mismo.

Leopoldo María Panero

Lo práctico de ser poeta es que puedes ser incomprendido y temblar
en brazos imaginados.

Lo ideal de ser poeta es que vives una vida de locos:
bilocado en dos,
una cabeza que parece que actúa y la verdadera que te observa.

Lo doloroso de ser poeta es que la voz de tu corazón no cesa.
Solo hayas silencios si las sombras que acechan se despistan.

Lo moderno de ser poeta es que puedes trapear,
puedes sincerarte con la humanidad que no descansa.
Eres trino.

Lo ávido de ser poeta es que hay palabras que se cuelan y tajan el alma,
que despistan la muerte
y que abrazan.

Yo de niño soñé con ser poeta y desde entonces recuerdo
esa promesa conjugada en primavera.

Cuando remuevo el poso de las entrañas
me saltan las palabras,
son amantes-peremnes-que-me-vocean,

que son camada aparecida, el viático de los alucinados
el escurrido de algún ignoto despilfarro,

las palabras envueltas en papel de celofán,
esas palabras adiestradas para volar
y que marchan
en frágil-eterno regalo
que dirime.

Ese soy yo y mi diario de poeta.

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