Al tercer intento se bloqueará la cuenta #UcraniaBajoFuego

Me siento avergonzado porque sé que las palabras no serán ya suficientes para detener la invasión y la guerra. No lo son porque no evitarán ni un solo muerto ahora, ni una sola familia fracturada cruzando la frontera ucraniana, no disminuirán el terror del que no abandona la cola del pan mientras escucha la alarma del próximo ataque aéreo.

Me siento espectador cuando compulsivamente cambio de un canal a otro. Esto no es una canción folk, un poema, un cuento atormentado que debamos escribir. No ganaremos así la gloria.

Leemos libros que hablan de la libertad de los pueblos. Mientras, los tanques cruzan los lodazales y los misiles reducen a escombros las ciudades donde una semana antes jugaban los niños.
Pero veo también los jóvenes soldados rusos que viajan al frente en una larga caravana asesina. Seguramente sus abuelos defendieron esas mismas tierras y dejaron sus vidas por la misma libertad ucraniana que ellos, insensatos, ultrajan. Solo son unos simples mandados.
Algunos oligarcas tienen yates y chalets de lujo en Alicante. Me pregunto cómo suspiran por ellas en el frío invierno moscovita. Hay una tubería de gas natural que sigue alimentando Europa. Eslovaquia, Alemania, Finlandia… es la Espada de Damocles que encoge la arrogancia de una sostenibilidad energética… de saloncillo.
Hoy bombardearon una central nuclear. Putin quiere apostar fuerte en la liga del terror atómico. Me pregunto si esto le producirá algún tipo de placer o felicidad porque he escuchado que los psicópatas disfrutan en los precisos instantes de su singular rito y tortura.
Esperemos que si llega el momento le pase como al común de los mortales, que fallan en el tercer intento de introducir la contraseña nuclear y la cuenta se les bloquea… para siempre.

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