A propósito de aquel beso:
Hay historias contadas y señales de humo
que se divisan como
nubes con formas de meteoros.
Hay plantas en Namibia que viven mil años y
dicen los nativos del desierto
“que no pueden morir”.
Algunos científicos buscan en su ADN alguna verdad,
atisban sus secretos
y se sorprenden.
Pero la verdad y la inmortalidad del beso residen tan solo en el beso.
Y como la planta vive mil años
tampoco nosotros estaremos allá para descubrirlo:
los otros que vengan a contemplarla
y que sigan absortos por la belleza de sus hojas
los siguientes, asombrados
por sus tallos
entregados al ardor de su amor eterno,
vacilarán y se preguntarán qué fue de los otros ojos que
se vieron
reflejados,
y cuáles más habrán de ser los siguientes
y por qué aquel ser habrá de permanecer
aún
con sus hojas siemprevivas.