Quisiera entender… #teregalo #lossueñosquenotuve

 

Quisiera entender qué habría sucedido de no haberse nunca conocido. Quisiera entender cómo habrían envejecido separados e ignotos, los sueños de sus otras-potenciales-vidas, las noches en vela que nunca habrían compartido, ni la mano de ella reposando, o en la oscuridad, su respiración bronca que tanto le incomodaba.

Lo que no existe no es: quizás como mirar un pozo cuyo fondo sea negro.

Él habría amado otros cuerpos, ella le decía, y aunque siempre se resistía a pertenecerle por completo ella se sentía única cuando estaban tan cerca. Nada es como imaginamos, pero en esta magia la realidad se escribe en minúsculas y somos, palmo a palmo, dibujados por los que nos aman. No hay más.

Y a cada esquina dejamos atrás otra revuelta de nuestro vivir, pero si ellos no se hubieran conocido… sería como sobrevivir sin el brazo derecho, como tener la panza abierta y no desangrarse del todo, como si la aorta del corazón impulsará su aliento al cuerpo inmóvil de un desconocido.

Quieren hacernos pensar que somos uno, tal vez porque el egoísmo vende mejor; Es todo mentira. Somos medio, un tercio, un cuarto, así sucesivamente. Somos amados y somos el ladrillo y la porción que construye la casa, porque esta no se hace solo de una única piedra. Este ladrillo habría existido siempre en cualquier otra vida, en otro hogar, pero ellos tendían a pensar que precisamente en aquella, en la suya, todo había encontrado acomodo, cobijo y sentido.

Sin estos sentimientos nada habría valido la pena. No los hijos, ni la casa, ni el esfuerzo depositado en un plazo fijo sin fin.

Te regalo mi vida”, le dijo un día. Él no lo aceptó. Tan solo quería una porción de sus horas.  “Pero dímelo siempre”, le respondía sonrojado.

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