>Babel

>Confluían en Babel multitud de razas, idiomas y civilizaciones. La Torre, abandonada y en ruinas, se cimbreaba, mecida por los tiempos de Oriente y Occidente.

En Babel, únicamente los muy ancianos habían conocido la Lengua Única, bajo la cual fueron edificados los cimientos originales de la vieja Torre. Después, arrojada la furia de Yahvé, los trabajos de construcción divergieron por derroteros fantásticos: cada maestro edificó según su propio y original criterio, incapaz de entenderse con el resto de lenguas de los artesanos de la obra.

Y muy al contrario del resultado que las crónicas nos transmiten, la aparente confusión de estilos y mezclas técnicas dotó al precario conjunto de una belleza y equilibrio que ya nunca después podría encontrarse en posteriores arcadas y cruceros de las catedrales; además, aquel sin fin inimaginable de constructos, si rivalizaban en belleza y originalidad, no guardaban comparación con el resultado de la Torre en su conjunto.

En fin, que fueron buenos tiempos para la Torre y el ansia que ésta representaba. Los maestros arquitectos, canteros, carpinteros, artesanos, plasmaron libremente sus ideales y sueños en aquellas piedras, relevándose en aquel singular trabajo año tras año sin descanso. La Torre no podría ser terminada nunca (como no tiene fin la imaginación y creación del ser humano) y cada piso albergaba nuevas y más arriesgadas cavilaciones de sus creadores.

Muchos turistas, llegados de lontananza, admiraban la singular y bella construcción que se alzaba sobre las nubes hasta acariciar casi las barbas divinas. Quizás, acrecentada la furia de Yahvé por semejante dislate, (éste) deseó ocultar el espectáculo de la Torre a los mortales, y mandó así cubrirla con perennes borrascas y nieblas; aún así, el regocijo contemplativo de sus absolutas y singulares maravillas parecía no verse mermado en gran medida…

Y aunque los pisos se sucedieron los unos a los otros y los maestros continuaban aparentemente alzando la construcción sin tregua, la cada vez más dificultosa comunicación de los artesanos con los visitantes (para transmitir sus ideas) que observaban (impávidos) la elevada altura donde se trabajaba, unido a la oscuridad de las tormentas, poco a poco iría dificultando la admiración de los pisos superiores (que sin duda eran a todas luces los más perfectos y singulares. Quizás, por eso fue que, la gente, entretenida por los quehaceres cotidianos, se fue conformando con una idea baga y simple de los tesoros contenidos en la Torre. Y como fue que iban perdiéndose el interés por su mayor y nueva diversidad, fueron cada vez menor el número de constructores atraídos por la aventura esforzada de participar en la Torre y cada vez menos los espectadores dispuestos a indagar en sus maravillas: todos ellos se iban conformando con una idea rápida y superficial de la misma.

De la misma manera que la secuoya muerta no pierde todas sus hojas hasta bien transcurridas las centurias, la Torre mantuvo una lenta agonía. Nadie advirtió ni se preocupó de la paulatina escasez de nuevos artesanos y el postrero abandono de los proyectos más arriesgados. Y cuando un día finalmente se hubo cerrado la Torre, nadie se quejó, apenas se visitaba aquella parte de la ciudad: los pobladores de Babel ahora disfrutaban con alegres y sofisticados devaneos, puesto que a pesar de la gran diferencia de costumbres e idiomas, habían desarrollando la habilidad de comunicarse fácilmente mediante rudimentarios símbolos. Este nuevo y práctico Lenguaje había hecho innecesarias las Artes, si bien había permitido desarrollar ingentes nuevas ciencias, en especial aquellas asociadas al Comercio y la Guerra.

Así fue como se olvidó el afán constructor de los hombres y su interés para alcanzar los cielos. Los aviones y cohetes ahora sobrevuelan el firmamento, dejando la vieja Torre muy por debajo de ellos; también dicen que Yavhé ha quedado en algún lugar desconocido, muy por debajo de aquellos artefactos. Pero a nadie le preocupa esto en absoluto.

Mi texto, sin animo de competir competir con esta otra Babel, de Alejandro González Iñárritu.

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>Boots Of Spanish Leather (BOD DYLAN)

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Marcho lejos mi amor
marcho lejos de mañana
¿Hay algo que pueda enviarte a través del mar
desde el lugar al cual voy?

No, no hay nada que puedas enviarme mi amor
no hay nada que desea poseer
y tan sólo que te cuides y que regreses intacto
a través del océano solitario.

Sí, pero yo pensaba que podrías querer algo delicado
Una joya hecha de plata, tal vez de oro,
quizá de las montañas de Madrid
o quizás de la costa de Barcelona.

Tal vez si pudiera poseer todas las estrellas de la más oscura noche
y los diamantes del océano más profundo
los cambiaría por tu un único beso
porque sobre todo es lo que más deseo.

Podría estar fuera por mucho tiempo
y por eso te lo estoy pidiendo.
¿Hay algo que pueda enviarte para que me recuerdes
y hacer mi ausencia más llevadera?

Cómo puedes pedírmelo de nuevo,
tan sólo me arrancas las tristezas.
La misma cosa que quiero de ti hoy,
la querré por siempre mañana.

Y me llega su carta un día lejano
Habla de la marcha
Dice que no sabe cuándo podrá volver
Que depende de cómo se sienta.

Y bien, si tú, mi amor, piensas así
estoy seguro que tu pensamiento se evade
y estoy seguro que tu corazón ya no está conmigo
sino con el país al cual marchaste.

Entonces ten cuidado, ten cuidado del viento del oeste,
ten cuidado del viento tormentoso.
Y sí, hay algo que puedes traerme de vuelta a casa,
Unas botas españolas, unas botas españolas de cuero.

Oh, I’m sailin’ away my own true love,
I’m sailin’ away in the morning.
Is there something I can send you from across the sea,
From the place that I’ll be landing?


No, there’s nothin’ you can send me, my own true love,
There’s nothin’ I wish to be ownin’.
Just carry yourself back to me unspoiled,
From across that lonesome ocean.

Oh, but I just thought you might want something fine
Made of silver or of golden,
Either from the mountains of Madrid
Or from the coast of Barcelona.

Oh, but if I had the stars from the darkest night
And the diamonds from the deepest ocean,
I’d forsake them all for your sweet kiss,
For that’s all I’m wishin’ to be ownin’.

That I might be gone a long time
And it’s only that I’m askin’,
Is there something I can send you to remember me by,
To make your time more easy passin’.

Oh, how can, how can you ask me again,
It only brings me sorrow.
The same thing I want from you today,
I would want again tomorrow.

I got a letter on a lonesome day,
It was from her ship a-sailin’,
Saying I don’t know when I’ll be comin’ back again,
It depends on how I’m a-feelin’.

Well, if you, my love, must think that-a-way,
I’m sure your mind is roamin’.
I’m sure your heart is not with me,
But with the country to where you’re goin’.

So take heed, take heed of the western wind,
Take heed of the stormy weather.
And yes, there’s something you can send back to me,
Spanish boots of Spanish leather.

Copyright ©1963; renewed 1991 Special Rider Music

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Romeo Had Juliette

Cogido por las perversas estrellas
y las líneas rectas del imperfecto mapa
que trajo Colón a N.Y.,
ni del este o del oeste
él la visitó vestido con su chaleco todo de cuero
y la tierra que chillaba, se estremecía hasta detenerse,
él, con su crucifijo de diamante en la oreja
ese que le ayudaba a conjurar el miedo
él, que había dejado su alma en el coche de alquiler de cualquiera,
dentro de sus pantalones escondía un trapo
para limpiar el desastre causado
en la vida del grácil cinturón de Julieta.

And romeo wanted juliette
And juliette wanted romeo
And romeo wanted juliette
And juliette wanted romeo

Romeo Rodríguez cuadra
sus hombros y jura mientras se desliza un peine a través de su negra cola de caballo,
estará pensando en la habitación solitaria
la pila que próxima a la cama hiede,
es entonces que otea su perfume con los ojos
y la voz de ella, que le parecía como si fuera de campana.
Fuera, en la calle, estarán vaporizando el crack
y los traficantes sueñan
con alguna uzi que apenas antes han estrenado.
Me gustaría poder golpear aquella farola
justo aquella, detrás mía, con este fuerte brazo,
dice el pequeño joey diaz,
hermano, dame otra pipa
esos vecinos del centro no son nada jodidamente buenos
y estos italianos necesitan una lección más,
el poli que murió en Harlem
¿te piensas que le habrían dado aviso?
pero yo estaba bailando cuando su sesos se despanzurraron por la acera.

And romeo had juliette
And juliette had her romeo
And romeo had Juliette
And juliette had her romeo

Guardaré toda Manhattan en una bolsa de basura
con latines escritos en ella que digan:
es duro aquí importar una mierda
y los de Manhattan se hunden y son como una roca
en el obsceno río Hudson, qué jodidos.
Ellos escribieron un libro entero sobre esto,
ellos contaron que era como la vieja Roma:
el perfume quemó sus ojos
y mientras, aún permanecía asido con fuerza a sus muslos
y algo refulgió por un minuto
y luego fue desvaneciéndose y luego, desapareció.

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>Last Great American Whale

>

La lechuza os propone una nueva entrada de mi adorado Lou Reed, procedente de N.Y.,que por cierto no me ha sido posible encontrar esta vez en youtube. Aquí está la letra original y mi propuesta. No va de casualidad este comentario, más bien al hilo (hilado) de las presidenciales, y quien sabe también algo se rasque de las nuestras. Y que os guste.

.

Dicen que nunca tuvo enemigos
que era una grandeza a conservar.
Fue la última superviviente de su progenie
la última de este lado del planeta.

Medía media milla de morro a rabo
plata y azabache con poderosas aletas.
Dicen que podía partir una montaña en dos
así fue como nos llegó el Gran Cañón.

Dicen haberla visto en los Grandes Lagos
Otros también dicen que estuvo por la costa de Florida
mi madre dijo haberla visto en Chinatown
aunque tú nunca debes creerla todo.

En Carolina el sol brilla con fuerza durante el día
y el faro tintinea fantasmagórico de noche.
El jefe de la tribu asesinó al hijo del alcalde,
un jodido racista,
y fue sentenciado a muerte en 1958.

Claro que el chaval del alcalde era todo un cerdo
escupía a los indios y cosas mucho peores
por eso el viejo chamán hundió un hacha en la cabeza
su vida comparada con la muerte era apenas nada.

Los hermanos se reunieron junto al faro
a cantar, a conjurar un vendaval o una tormenta.
El puerto se resquebrajó y
la Gran Ballena brincó fuera del océano con ímpetu,
causando un enorme maremoto
una gigantesca ola que derrumbó la cárcel y liberó al jefe.

La tribu rugía su triunfo
los blancos se ahogaron, y los marroncitos y rojos al fin fueron libres,
aunque la desgracia finalmente llegó:

Algún miembro local del NRA (Nacional Rifle of America)
tomó su bazoka del armario del comedor
y pensando que podía hacer puntería sobre los indios
voló los sesos de la ballena
con su arpón metálico.

Joder, a los americanos nos les preocupan
las cosas, y menos aún la tierra y los mares,
la vida animal no les interesa para nada
menos aún la del propio ser humano.

A los americanos no les preocupa demasiado la belleza,
se cagarían en los ríos,
hasta arrojarían el ácido de sus baterías a un manantial,
pero miran las ratas muertas flotando en la playa
y les jode si entonces no pueden bañarse.

Dicen que las cosas están hechas para la mayoría
nadie cree la mitad de lo que ves,
y nada de lo que tú escuchas,
Es como mi amigo y pintor, Donald, me contara:
“Pincha con un tenedor en su culo,
dales la vuelta y

ya, estarán hechos”
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Tempus Fugit / El torbellino de la ciudad

>

La lechuza ha tejido la siguiente reflexión sobre el tiempo y los torbellinos de la ciudad. Las prisas y los trabajos que nos arrancan la vida.

«Es el torbellino de la ciudad donde duerme la miseria propia de las clases absurdas, de los cincuentones empeñados en el triunfo propicio de la dura maquinaria o la de los becarios que asistieron al postrero maratón pornográfico y que llegaron borrachos a sus puestos de trabajo; es el torbellino donde la miseria duerme, la puta miseria de los ejecutivos que vendieron sueños y trucaron libertad en barracas, todo ello remachado por una borla de acero pulido. Es este un viaje atroz de la vejez que nunca exhibiremos, a lo ñoño, en parte a lo no valiente. Somos dueños del círculo vicioso de las cerraduras vigiladas y parece mentira que suba tanto la marea (y que baje la bolsa), que fumar sea un deporte perseguido y domiciliado y que la noche sepa a mocedad devanada y a sepia a un mismo tiempo; que sea éste un dolor ácido como la miel de los funcionarios, un sabor a cultivar entre los minerales de los huertos de los profesionales solteros, en los estudios apantallados por los creativos, en las pestañas a las que nunca perteneceremos pero que sudamos con la boca clausurada, palabras a las que también debemos regresar tal vez de madrugada o quizás por las tardes tras un largo paseo entre confesiones apegadas y cañas. Somos huérfanos de nuestros encéfalos, somos camaradas asesinados por las codorniz de las oficinas, por su canto de nueve a cinco todos los días, por los niños numerados de los departamentos contables que no educaremos jamás, por las cautivadoras de lamentos telegráficos, por las fisgonas de los confesionarios y las porterías, por los financieros y sus porcentajes subrogados fuera de plazo, por las pájaras que se beben nuestro vino y lo vomitan, por el amontillado, inclusive por aquel jerez que nunca llegó a fabricarse, quizás por la pájara primavera que vemos pasar en la ventana, por la puta mocedad que entregamos en aquella propicia quintaesencia que se nos escurrió el día que nos besaron justo a tiempo, aquel preciso día que construimos nuestro C.V. de lágrimas, entre rosas de granito y cerros ahumados desde los que nos descolgamos en un lamentable vuelo de águila. En el torbellino de la ciudad nos paseamos y nos buscaron las manos o los codos o las extremidades y luego nos miraron tanto a los dientes, blancos y desgastados, y andamos a gatas y reptamos por las aceras hasta hacernos heridas y si hacía frío entonces nos arropamos más pero nunca será suficiente para amamantarnos con deseo: es el torbellino de la ciudad donde la muerte vino como habría llegado antes el tren de las tres, como habríamos comprado el periódico con puntualidad metódica durante veinte años seguidos, como nos auscultaba el doctor cuando nos dolía el pecho y tosíamos, como nos limpiamos la pus de los ojos, como nos follamos entre las sábanas calientes de la madrugada. La muerte vino y fue menester acompañarla, eran sus dientes fríos y sus cuencas algo cerradas y sus orgullos y sus gusanos ociosos de podredumbre. Llegó la muerte y se nos llevó al valiente capitán de fragata, al policía uniformado de duende, al filósofo de pavanas, al constructor de lutos y cenefas, al meneador de aljibes de calima, al porteador de plagios, al obrero de almonedas y presagios, al libelo de los escrotos, al musicólogo adiestrado en clave de fa, la muerte que se nos llevó sus espumas y nos dejó el mismo torbellino de la ciudad liberada, la ciudad mística que solíamos rodear de este a oeste para emborracharnos, la misma ciudad que acompañamos y meamos y paseamos con sus setenta costuras abiertas, la ciudad que visitaron nuestros abuelos, que levantamos y retrocedimos en cerros místicos, que vomitamos cuando otros se la gastaban en las bibliotecas, la ciudad que pertrechó la muerte de (co)razones y tramontanas. Solo entonces habría de llegar el gran mago imberbe, y con su inmensa borla insólita insinuar la vaga palabra mágica del destino que tejería el sueño. Será solo entonces cuando por fin nos transfiguremos en la virtuosa máquina. »
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>Xmas in February (Lou Reed)

>

Otra tema de su album de New York. Demasiado tarde para ser navidad, aunque quizás sea demasiado pronto para vengan los carnavales de este año. Y esta vez dedicado al Vietnam, a una guerra (una más) que no se ganó. Pura coincidencia. O Escuchadlo.

____

Sam yacía tirado en la jungla
soldado envuelto en agente naranja /
y la niebla y la línea mermelada del horizonte /
con Hendrix, sonando por boca del jukebox extranjero /
todos rezaban por ser salvados /
aquellos chavales eran fieros /
animales sin ningún miedo: /
este es el precio que pagas
cuando invades /

Xmas in February.

Sam perdió su brazo, fue en algún pueblo fronterizo /
sus dedos se mezclaron con los otros restos /
si no fuma
el dolor nunca cesaría; /
la mitad de los muchachos fueron empaquetados
en bolsas negras
con sus nombres impresos: /

Xmas in February.

Sammy fue un bocado tan breve /
bocado del pueblo industrial de obreros
todos trabajaban en la fundición /
pero la fundición tuvo que cerrar /
creyó que en la armada
tendría su futuro,
aunque aquello fue música estéril, una voz casi como la de /

Xmas in February.

Sam miraba el muro de la guerra,
quizás fuese tan solo por un instante, ahora que está en casa
su mujer y su hijo le dejaron
él no trabaja
es el recuerdo de la guerra que nunca ganaron
es el tío de la calle con un cartel que dice
“Ayudad al vet(erano) a volver a casa”

pero él está ya en casa
y no hay navidad en febrero

y nunca no importa
lo que ahorres.

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>Beginning Of A Great Adventure

>

Lou Reed me acompaña desde la adolescencia. Se lo prometo, algún día les contaré como descubrí y me enamoré de su LP de N.Y y del resto de su música. Han pasado muchos años, la poesía de Lou es tormentosa y su voz aún me raspa y me enmudece. Siempre me gustó esta canción, Beginning Of A Great Adventure, pero no ha sido hasta ahora que me he tomado la liberta de traducirla. Espero que la disfruten.

Será cojonudo tener un hijo y pasarlo tan bien los dos juntos
un niñito que construir con mis pensamientos
un pequeñín a modelar con mis sueños
una excusa para creer que la vida no es una pérdida.

Le sacaría de la escuela y me convertiría en su maestro
le apartaría del crudo veneno de la masa,
pero este primigenio aislamiento puede no ser buena idea
no es justo intentar inmortalizarse de esta forma.

Beginning Of A Great Adventure
Beginning Of A Great Adventure

¿Y por qué dejarlo en uno?¿y por qué no ir a por diez?, una soberbia manada televisiva,
alimentaría mi pequeña armada liberal del bosque
así como lo hacen aquellos pelirrojos lunáticos que veo en el bar del pueblo
con su tribu de mutantes, innatos cerditos salvajes con hocicos de aspiradora,

les enseñaría a construir una bomba, hacer fuego, tocar la guitarra
y cuando ellos cojan a un cazador, dispararle en los huevos
trataría de ser tan liberal como me fuera posible
tanto como nunca hasta entonces lo había intentado.

Beginning Of A Great Adventure
Beginning Of A Great Adventure

Susie, Jesus, Bogart, Sam Leslie, Jill y Jeff
Rita, Winny, Andy, Fran y Jet
Boris, Bono, Lucy, Ethel Bunny, Reg y Tom
son demasiados nombre para recordar
Carrie, Marlon, No y Steve La Rue y Jerry Lee
Eggplant, Rufus, Dummy, Star y The Glob
necesitaré un jodido portátil para guardar la lista entera
a ver si esta tontería no se me va de las manos.

Espero que sea lo que dijo mi mujer
espero que sea verdad lo que me contó mi mujer
espero que sea verdad lo que me contó mi mujer
me dijo, hey chaval, it’s the Beginning of a Great Adventure.

Mira,
puede ser divertido tener un bebé y jugar con él,
dibujarlo a mi propia imagen como si fuera yo su mismo dios,
alimentaría mi propio cortejo fúnebre que me llevará a la tumba
y me acompañará cuando sea un reseco y desdentado pedazo de tierra
algún viejo tipo solo babeando su camisa
algún tipejo senil jugando en la mierda
sería maravilloso tener un chaval a quien poder dejar algo
algo más que todo este dolor, rabia y enfado.

Espero que sea lo que dijo mi mujer
espero que sea verdad lo que me contó mi mujer
espero que sea verdad lo que me contó mi mujer
me dijo, Lou, it’s the Beginning of a Great Adventure
Lou, Lou, Lou, Beginning of a Great Adventure.

Me dijo, chaval, ¿y cómo llamarás a tu retoño tan querido?
Sylvia, le respondí, como tú llames al hombre que más amas.

No me gusta hacer publicidad en mi otero, pero aquí tienen un enlace para escuchar algunos de sus temas. Y, por supuesto, la letra original de la canción.
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Ariadna, especial de Otoño.

>
¡Lectores todos!

Esta vez no quiero que dediquen su tiempo a leer éste, mi último mensaje, sino que viajen un poquito y lean mi colaboración en www.ariadna-rc.com en su número de Octubre. Como siempre, orgulloso de poder participar en ella con este pequeño granito: “Turbios destinos de Otoño.”

Darles las gracias a Ariadna, pero lo más importante,
que descubran el poder de las palabras y de los poetas que allí
se exhiben. Ya me comentarán que opinan del número. Merece la pena leerlo.
No se necesita más de media hora. Casi seis paradas de metro.

Salud.

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LA TERAPIA

>
Lectores todos.

Les invito acomoden su vista y disfruten del breve fragmento de mi novela “LA TERAPIA”. Si alguna vez tienen oportunidad, les recomiendo se dejen escapar el Viernes Santo por Santo Domingo de Silos.

Tal vez si leen el texto podrán comprender porqué.

(tiempo estimado de lectura: 5 minutos)

Fue levantado mucho antes de que despuntasen las primeras luces del alba. Sin apenas tiempo para desperezarse, le pusieron bajo las
órdenes del mayordomo, que organizaba a los monjes en los incontables trabajos de preparación de las imágenes, bruñido de candelabros, limpieza del coro y puesta a punto de los detalles de última hora. Dada su escasa habilidad para trasladar los pesados volúmenes de canto desde el scriptorium, le fue encomendado el repaso meticuloso de los diversos ornamentos de gala.
La actividad del cenobio se contagiaba también, intensamente, fuera de los muros; las mujeres se acercaban al abrevadero y fuentes de la entrada, para completar lo antes posible las faenas de recogida de agua fresca o la colada atrasada. El molino dispensó grano nuevo durante toda la noche, pues la hornada de pan blanco debiera estar concluida antes del primer oficio, y el mercado fue poblándose de puestos, no vencida la madrugada, ocupando también las callejas adyacentes a la plaza principal. Extranjeros, venidos de no se sabía dónde, portaban estandartes o desempaquetaban mercancías. Hoy los campos no se trabajaban, las yuntas reposan en los establos, dormitando. En el valle de Tabladillo, aquella madrugada, el verso «Vidit suum dulcem natum moriendo desolatum dum emisit spiritum» («Vio a su dulce hijo morir desamparado cuando entregó su espíritu», Stabat Mater) fue seleccionado como lectura por el prior Tomás. Avanzó despacio, casi inmóvil, a los ojos del pueblo congregado a los Laudes, alzó una Biblia entre las manos por un instante, un tomo de abultadas dimensiones y lomo interminable, que difícilmente se podía sostener en el aire durante largo rato y dejó resbalar la frase, áspera y doliente, para dejarla desfilar por boca de todos, deforme si no entrecortada, al ser repetida por los espectadores legos, y canónica, contenida en su expresividad y muda, en las mentes de los
monjes. Al terminar, depositó el libro en su atril, y cuando el menor eco del templo se hubo desvanecido, giró la cabeza y, dirigiéndose a los allí congregados, repitió el fragmento final del verso, enfatizándolo hasta deformar casi los fonemas: «desolatum dum emisit spiritum». No pronunció ninguna otra palabra. La schola cantora de monjes repitió el texto, declamándolo con su canto.
Era habitual que los vecinos del monasterio participasen tan sólo en las Vigilias o en Completas, puesto que sus trabajos y obligaciones diarias precisaban apurar al máximo las horas de luz. De esta forma, llegada la señalada festividad del Viernes Santo, cabía la posibilidad de volcar su fervor pascual sobre todas las actividades de culto del monasterio, y los monjes, sabedores de esta situación, las organizaban con sumo interés y dedicación. Por otro lado, de forma excepcional, quedaba autorizado para esta festividad, como día de mercadeo matinal y feria, tal que la plaza y sus aledaños eran un completo hervidero de paisanos, salvo en aquellos momentos de natural interrupción, asociados a los oficios de Eucaristía, Tercia y Sexta, cuando el río humano se agolpaba, esperando participar de la oración cantada de los religiosos.
A diferencia del mercado en cualquier otra jornada habitual, no se comerciaba con ganados, lanas o productos de huerta. Género exótico o extravagante, pimienta, clavo o cualquier otra especia llegada a través de los puertos catalanes, se pesaba y canjeaba. Telas de buen paño traídas de Soria, Segovia y Cuenca competían en desigualdad con las excelentes manufacturas procedentes de Flandes. Ungüentos, emplastos, elixires, remedios misteriosos… en fin, una inexcusable relación de formulas sanadoras y bebedizos tóxicos, conviviendo junto a los tradicionales tenderetes repletos de toneles de vino tinto joven y jugos destilados. Apartados a primera vista de la masa, famélicos mendigos ofrecían servicios adivinatorios. Algún ciego leía la mano, mientras sus cuencas vidriadas por el glaucoma dibujaban círculos arrebatados a las alturas.
La feria remozaba a los asustados campesinos, que día tras día sobrevivían a sus calamidades y miserias, la feria enajenaba sus frustraciones, les trasladaba a un mundo diferente y efímero de
posibilidades, donde por todo mal y carestía cabría encontrar una dulce cura. El hambre era combatida con el arma de la fe, el pan ofrecido generosamente por el Hospital mendicante del cenobio, los ahorros, duramente acumulados por los campesinos, eran aventados con alegría en pos de la posesión de aquel precioso tesoro deseado. Muchos aparecían con una triste vaca, vieja y enflaquecida y pugnaban en interminables regateos por cerrar un trueque, contra un espabilado comerciante, que enarcaba su ceja e imaginaba el peso en canal del animal.

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Ángela Vicario

>
Bajo el epígrafe de “Las ideas son el azote y la esperanza de los pueblos”, se desarrolla mi Ángela Vicario: es un texto con solera que fue publicado en su primera versión, hace ya una década, en la editorial universitaria “Cuadernos de tertulia”, y ahora, corregido y estilizado (tras leerlo en Valladolid en un cuentacuentos y en alguna presentación literaria) se recoge en el 5º aniversario de la revista Margen Cero.

Quisiera recomendar su lectura (10′). El paso del tiempo le sienta bien, se lo dice su padre, que hace de Ángela Vicario el bastión personal de los sueños por los que merece la pena luchar. El idealismo de juventud del que nunca es bueno desprenderse.

Que disfruten de su lectura: Ángela Vicario. El rapto.

NOTA: La fotografía es de Pedro M. Martínez.

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