>¿Por dónde andará mi amigo Rafa? Todavía conservo sus versos, de una humanidad longeva y despreocupada. Hoy pregunté a Google y me dice (que todo lo sabe), que sí, que aún sigue allí, en Valladolid, mi tierra, atareado con sus cosas, con las de siempre, volcando con la gente y todo lo social.

El poeta Rafael Valdivieso hace más de una década me enseñó que la poesía se compromete siempre con la realidad. Le producían jocosidad los versos pulidos y bastardillos que se estudiaban en la Universidad, los profesores enfangados en la especulación crítica, etc. Es un hombre arremangado con los problemas que más nos duelen, y para él, las palabras no son sino la radiografía más pura y diáfana de lo cotidiano, de lo feo, pero sobre todo, de lo humano. Del hombre, fulanito de tal, que se estremece por el día a día. Por eso le encantaba (y supongo que le encanta) hablar con la gente, la gente más anónima y normal, y en cada uno de sus retratos, enfocar nuestras pequeñas cosas que nos mueven.

Espero algún día volver a cruzarme con sus versos.

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Cuando deseo tocarte
todas las moscas resultan odiosas
en torno a tu cuerpo.

a veces intento espantarlas de tus labios

con un beso rabioso,
pero tú no me sigues
y me pones en las manos
un montoncito de diminutos cadáveres.

Luego, cuando se ha hecho de noche
y estoy solo y confundido,
recuento lentamente mi secreto botín
de antiquísimos insectos.

Rafael Valdivieso (de Papel de Envolver)

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2 thoughts on “”

  1. >Todos en general, incluso los que somos aficionados a la poesía, tenemos unos estereotipos sobre cómo es personal y creativamente un poeta, pero menos mal que la gente real nos salva de nuestra ignorancia.

  2. >Hola Felix, no sé si es el mismo poeta, que trabajaba en un puesto social, y tenía un grupo que realizó una revista hecha a mano artesanal, (y ya es pecado porque yo participé y no recuerdo sus nombres y apellidos pero sí su casa y caras)Le recuerdo siempre en bicicleta. Si es era un tipo bueno además que escribía, y sino es era otro que ayudaba a recordarnos lo que pasa también fuera de nuestro frigorífico.

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